Ignasi Bosch

Raptor

Creación y vida de una sombra.

(SINOPSIS)

Prólogo

Esta vez no empieza con un despertar, ni con un amanecer... más bien al contrario.
Lo hace con la intención de acabar, de abrazar el sueño eterno, el descanso definitivo. Justo en mitad del ocaso, para entrar y yacer para siempre en una media noche oscura como nunca.
No existe dolor mayor posible... Me fue arrebatada de mis propias manos... la siempre anhelada, ansiada, perseguida, utópica felicidad. Después de eso ya no queda nada.
El vacío se abre bajo mis pies, frente a mí sólo queda el abismo del olvido. Tan sólo me falta dar el paso definitivo para dejarlo todo atrás y sencillamente desaparecer. Tras de mí dejo los ojos llorosos que raptaron lo que era mío y ya no lo es. Sólo una última cosa queda... decir adiós.

El Renacer del Ocaso
Jacob en su último aliento saltó al vacío con la intención de dejar esta vida, pues se quedó sin esperanza, sin luz, sin motivación. De la noche a la mañana todo su amor le fue robado, arrebatado por su más querido ser... dejando sólo el resto: dolor, desolación, tristeza... desesperación... incluso eso en su ultimo suspiro le fue arrancado de sus entrañas... esa última mirada... ese último recuerdo.

Cuando avanzó ese último paso ocurrió algo... Apareció en un lugar insólito, sórdido. El horizonte se perdía llano a su alrededor, nada
a la vista...
Se le presentó un personaje intrigante que parecía tener respuestas... Reveló que él era Hades el Primigenio... Jacob confuso preguntó dónde se encontraba, por qué estaba allí etc... Hades le reveló la razón, a Jacob le habían robado su muerte. Su lugar había sido ocupado por otro ser.  Confuso preguntó cuál iba a ser su destino a partir de ahora y su desespero creció al saber que sus dos únicas opciones reales eran quedarse divagando por esa llanura eterna o regresar a la vida... a esa vida que tan mal lo trató.
Hades prometió que si regresaba nunca más sentiría dolor... nunca más volvería a sentir nada de eso... NADA... y nada más cierto... pero Jacob no interpretó al pie de la letra esas palabras... y aceptó el trato.
Despertó en la cama de un hospital con una sensación extraña en su cuerpo... más bien de ninguna sensación...

Con el paso de los minutos siguientes creció una necesidad de algo que no lograba averiguar.. la mente le pedía a gritos algo que el cuerpo no respondía en pedir... La mente estaba acostumbrada a estímulos a los cuales atenerse y responder ante ellos.
Había perdido la noción del tiempo y de orientación... apenas recuerdos, era como un alma divagante por las oscuras calles de una extraña ciudad, ciudad sin nombre para alguien sin identidad. Había renacido.

El Santuario
La confusión y el instinto le empujaron a refugiarse en un rincón durante algunos días... Y pasaron algunos más hasta que se dio cuenta de que no requería dormir ni comer. El cuerpo no respondía en ninguno de los pocos instintos que conseguía recordar... Su aspecto cambió juntamente con sus hábitos. La noche pasó a ser su escenario natural, refugiándose de día en las húmedas y reverberantes alcantarillas, que proporcionaba hogar a una comunidad de indigentes, borrachos, enfermos... las sombras ocultaban una vez más lo sórdido, una vez más en su papel de oscuridad. Aquel era el santuario de las almas perdidas... todo aquel sin un lugar, todo aquel sin fuerza ni fe tenía un rincón allí. Silencioso refugio donde el sonido del  constante goteo reverberado parecía un cántico de alguna extraña religión... la religión de los perdidos.

El Encuentro
Una noche por error tropezó con una chica en un callejón oscuro... Cuando sus miradas se cruzaron la chica cayó desplomada al acto y un miedo aterrador invadió el cuerpo de Jacob quién no pudo evitar sorprenderse y sentirse más vivo que nunca desde su renacer. La curiosidad por lo sucedido provocó una búsqueda desesperada. Repitió la hazaña una y otra y otra vez... Consiguiendo siempre el mismo resultado. Ese miedo que corría durante unos minutos por sus venas era la sensación más parecida a la vida que podía conseguir... Por fin había encontrado una finalidad, una razón, una esperanza.
Se convirtió en un verdadero especialista en provocar aquello... Con cada víctima el miedo era distinto... cuanto más fuerte era más duradera e intensa era la sensación. Las víctimas quedaban en un estado de desmayo temporal, igualmente proporcional a la intensidad. De alguna misteriosa manera Jacob conseguía arrebatar, conseguía robar el miedo el cual él mismo provocaba.
La sorpresa llegó el día en que en lugar de sentir miedo le invadió una profunda pena... el procedimiento fue el mismo... con la diferencia de que esta vez al cruzarse sus miradas en lugar de miedo apareció un pesar intenso... Casi consiguió arrancar unas lágrimas que cruelmente se contuvieron. Poco a poco fue atando los cabos que le revelaron su naturaleza... se había convertido en una especie de vampiro que en lugar de succionar sangre se alimentaba de la esencia del hombre, lo más profundo, lo más visceral... las sensaciones, los sentimientos. Cualquier sensación que él provocara era un reclamo y un alimento para él. Los ojos, el espejo del alma, se habían convertido en el conducto de su don. Esos ojos que oscurecieron de notable manera hasta conseguir un negro intenso.
Las ansias de sentir se apoderaban cada día que pasaba, necesitaba sentir tanto como el aire que respiraba. Y la necesidad de incrementar la intensidad de tales sensaciones estaba a punto de enloquecerlo...

Contacto
Un día se aventuró por esas alcantarillas que estaban ejerciendo de hogar y refugio. Se adentró por un pasadizo que lo llevó a una inmensa cámara repleta de extrañas figuras, esculturas sin sentido, formas irregulares que recordaban vagamente macabros seres.
Y fue precisamente allí donde conoció a Mandrake, un anciano ciego creador de tan intrigante obra.
Al ser ciego estaba del todo a salvo de la amenaza de Jacob cosa que hizo que pudieran conocerse un poco mejor... Con el tiempo fueron adquiriendo  confianza. Jacob le contó su infierno personal. Y Mandrake no pareció ni inmutarse... a lo sumo sorprenderse un poco, pero ni mucho menos le tomó como un chiflado, que sería lo lógico. El anciano escuchó cada palabra que se le entregaba...
Y fue entonces cuando el anciano se dio la vuelta, se levanto la melena de blancos cabellos y le enseñó un extraño símbolo que llevaba tatuado justo en el centro de la nuca. Jacob no entendía qué era lo que su nuevo compañero le estaba intentando contar. “Tu también lo debes tener” dijo... Jacob no podía creer lo que estaba pasando... alguien más de este mundo conocía la existencia de su forma de vida. Hacía muchos... muchos años atrás Mandrake fue un  reconocido artista... un escultor de renombre que conoció una vez a una misteriosa mujer la cual le provocaba una inspiración jamás conocida hasta la fecha, algo divino... hasta que un día todo ese torrente de inspiración desapareció... le fue robado. Entró en una profunda depresión que lo llevó a la más cruel locura y fue encerrado por demencia. En un arrebato de desesperación se arrancó los ojos para no ver la belleza sin poderla plasmar. Y le reveló la verdad... Jacob se había convertido en un Raptor... le contó todo lo que sabía sobre ellos... misteriosas criaturas que se alimentan de las emociones y sensaciones hasta el punto de depender de ellas... necesitando incrementar la intensidad... hasta conseguir la muerte... una muerte que se les había negado y que era imposible de conseguir por sus propios medios.

A la caza de cupido
El tiempo corría aunque Jacob no se percatara de ello... Había experimentado ya casi todas las sensaciones humanas posibles, tales como miedo, pena, dolor, odio, placer, angustia, soledad, remordimientos, bienestar y un sinfín de ellas. Siempre conseguidas con gran destreza y con un ingenio estremecedor... utilizaba a las personas de cobayas para su subsistencia desesperada.
Ya sólo quedaban unas pocas... las más fuertes, las más intensas. Hasta que llegó el flechazo... a una joven que trabajaba para una organización de ayuda a indigentes, drogadictos, alcohólicos etc... que visitaba muy a menudo el “Santuario” le cautivó ese hombre tan misterioso. Nunca había intercambiado ni una sola palabra con él ya que siempre estaba apartado del grupo y no parecía ser ni un pobre, ni tener problemas con las drogas ni el alcohol... ese misterio poco a poco se apoderó de su interior provocando un enamoramiento por la admiración hacia él. Día tras día el sentimiento crecía y crecía hasta sentir el dulce pero asfixiante flechazo.

El Ocaso
La joven se decidió a dar el paso... se le acercó para declararle su intenso amor... parecía un tipo tímido. Nunca miraba a los ojos... pues cuando permanecía en el “Santuario” era para descansar y rehacerse de la intensa “caza” que había tenido lugar recientemente.

Intercambiaron palabras... incluso alguna dulce caricia... A ella las visitas a ese oscuro sitio le producían una alegría inmensa... para él en cambio significaba la posibilidad de un grado superior... una pura estratagema que llevaba al pie de la letra con abrumadora frialdad.
Cuando llegó el momento la mirada hizo el resto... él obtuvo lo que andaba buscando y una euforia le recorrió todo el cuerpo. Mientras que ella cayó desmayada durante casi tres días... en los cuales él no se apartó un segundo de su lado... seguía hablándola, acariciándola como si pudiera notarlo... escucharlo..
Al despertar estaba tan confusa, perdida, desolada... su mente era incapaz de asimilar tanta intensidad y variedad a la vez... había perdido el amor más puro que jamás había tenido... y un amargo desamor la sacudió de tal forma que sólo le dejó una opción...
En el último suspiro incluso el desamor le desapareció... ese último paso en el que cayó por el precipicio desmayándose a la vez... Jacob con lágrimas en los ojos por perder lo amado, por robar el desamor... un cúmulo de los más intensos sentimientos. Y a su vez le había llegado su hora... la muerte.. esa perseguida y ansiada muerte que le habían negado, robado, se le había presentado en bandeja de plata y no dudó en quedársela... lo que una vez, hace algún tiempo...
ya no se sabe cuanto... era sólo un oscuro presagio, una voluntad, un deseo, una salida... se convirtió por fin en una realidad... realidad... que extraña...


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