Ignasi Bosch

Naturaleza

Y poco a poco, lentamente van apareciendo verdades. Casi todas dolorosas. Unas por ser demasiado duras, las otras por ser demasiado obvias. ¿Estaba equivocado o lo estoy ahora? ¿Cómo es posible que cambie tanto la visión en tan poco tiempo?
Es muy posible que ya lo percibiera antes pero que no estuviese preparado para poder afrontar tal contradicción. Quizá fuera precisamente ese tormento el que me causara tal malestar. Ese conflicto interno entre el mundo que percibía y el que entendía... o mejor dicho el que no entendía.

El entorno sigue siendo hostil... pero el temor ha disminuido...
Cada vez creo más en la unidad... ya que la dualidad es inherente a la unidad... Pero hay mucho que esculpir en esa idea todavía... no me aventuro a conclusiones precipitadas... ya que suele ser todo muy condicional en esas aguas. Ya habrá tiempo para definir. Lo que está claro es que ahora mismo lo veo de ese color. Ir contra natura es un riesgo y hay pocas probabilidades de conseguir la victoria, ya que ella no cesa jamás. Y nosotros somos seres condicionales, temporales y subjetivos. La clave está en saber qué es propio de la naturaleza del hombre y qué no. Quizá el hombre en sí mismo ya sea contra natura... Aunque en mi modesta opinión soy de los que piensa que la naturaleza va siempre un paso por delante de todo y de todos. Incluso es probable que todas estas conclusiones sean del todo “naturales”.
Es como ver una parte muy pequeña de un cuadro... sólo un trocito... un pequeñísimo recuadro donde aparecen dos colores... por ejemplo... un verde oscuro y en un rincón un blanco cegador... ¿qué sentido tiene? Aparentemente ninguno... o todo si se adopta la posición de ¿por qué ha de tener todo un sentido?. Sin embargo lo tiene aunque con lo que alcanza nuestro conocimiento sea del todo imposible entender más, falta información. Cualquier conclusión sería especular. Pero imaginad durante un instante que se nos permitiera ver el cuadro en su totalidad. Y resulta ser un rostro. Y esa  pequeñísima parte que se nos mostró es tan sólo una minúscula parte de un ojo de color verde... y ese blanco no es más que un destello, un reflejo de la Luz dentro de ese ojo.
Cambiando esa pequeña porción es casi imposible modificar el sentido genérico. Incluso si ese verde lo convirtiéramos en un rojo sólo se apreciaría, a lo sumo, un curioso reflejo. Pero seguiría siendo ojo, y seguiría siendo rostro. Eso es inamovible. Está fuera de nuestro alcance modificar la finalidad de la totalidad.
Pues entiendo a la naturaleza con ese prisma. Lo que vemos, lo que percibimos, lo que hacemos, lo que somos... todo forma parte de una trama.. de un dibujo inmenso. Inasequible. Todas las decisiones, acciones etc. ya están previstas. No es que todo esté escrito, ni mucho menos. Nosotros decidimos, dentro de unas posibilidades, claro está. Es sólo que todas ellas ya están dentro de lo previsto. Y ninguna por drástica que ésta sea podría influir en el resultado general.
El verdadero problema es asumir eso. E intentar averiguar la forma definitiva. Para saber como encajar... o quizá no sea para nada necesario... Pues encajemos o no, hagamos lo que hagamos esa forma perdurará... pues esa la finalidad... perdurar.


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Diseño y maquetación: Mariona Maresma

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