Ignasi Bosch

Entorno hostil

Este título podría perfectamente ser el de un capítulo de alguno de los libros de Karen Horney, donde contara esa sensación de amenaza por parte del exterior, ese temor de vivir en un mundo que se rige por la ley de la jungla. Todos los demás son adversarios con el único fi n de aplastar al resto.
Y el escrito podría perfectamente ser, también, el de uno de los ejemplos de Víctor Frankl en el que nos contase el relato de uno de sus pacientes, aquél que desde una posición pasiva frente al mundo carece de motivación para dar un paso enfrente y afrontar lo que la vida le pueda llegar a proponer. Desde la lejanía es mas fácil tener una visión genérica y analizar la situación desde un punto de vista mucho más objetivo. Desde dentro es algo distinto, la realidad realmente te supera, agrandas tantísimo la situación que se hace sencillamente imposible de afrontar.
Entre otras cosas porque no existe un único “enemigo”, de hecho ese “enemigo” despiadado carece de forma, pero está en todas partes. Supongo que simplemente porqué está dentro de uno mismo. Desgastas las fuerzas en ir sobreviviendo bajo mínimos y eso te va hundiendo más. Las preguntas importantes siempre van dirigidas al exterior y la sensación de ser incapaz de adaptarte va seguida de una impotencia al no entender el “por qué” en lugar de intentar buscar el “para qué”.
Cuando la realidad se convierte en un dragón, sólo una de las dos opciones es sensata: esconderte y huir de ella, o coger aire y plantarle cara, no hay más, no hay término medio.

¿Cuál es la más sensata?


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