Ignasi Bosch

Explorar, experimentos y felicidad

Creo que es interesante el matiz que separa el concepto de buscar con el de explorar. Se busca algo concreto (se sepa lo que es o no) y se puede acabar encontrando, o no.

Explorar conlleva descubrir, que es algo mucho más interesante. Reta a realizar un giro de razonamiento e intentar entender y encajar algo nuevo en tu mundo. Y de no ser así, de no encajar, toca hacer el esfuerzo de cambiar tu mundo y hacer un hueco a la nueva idea. Ensanchando así un poco más tu universo entero.

Casi como a modo de ensayo he realizado a lo largo de los años una suerte de experimentos, algo así como experimentos científicos si se quiere. Sin llegar a ser extremista ni poner mi vida en riesgo alguno, ni nada por el estilo, pero sí explorando ciertos límites puedo decir que:

- Sé cuantos días puedo estar sin comer sin demasiado esfuerzo antes de notar las consecuencias y lo que soy capaz de comer cuando ya sí hay esfuerzo. O soy capaz de zamparme un pollo entero y un par de entrecots en una sola comida o dejar un jamón entero en los huesos en menos de una semana.

- Sé cuantos días puedo estar sin ducharme sin que observe ningún cambio de comportamiento en la gente de mi alrededor y cuantos días hasta que empiezan a notarse efectos, cuáles y dónde. También me he dado largos baños con sales minerales e incienso a la tenue luz de unas velas con una copa de vino y escuchando Debussy.

- Sé cómo vivir solo en un piso de ciento cuarenta metros cuadrados y cómo vivir con un completo desconocido extranjero en una casa de sesenta.

- Tener aire acondicionado en verano y confortable calefacción en invierno o ninguna de ambas y pasar bochornosos agostos y gélidos febreros.

- Estar más de dos años sin acostarme con nadie o llevar una vida sexual activa y diversa.

- Trampear con cuatrocientos euros algún que otro mes sin tener la más remota idea de cómo irá el siguiente o ver acumularse billetes y tener que buscar algo que comprarme (durante un tiempo era una decisión fácil, cosas para hacer música, claro).

- Pasé unas vacaciones en un camping de Olot por veinte euros/día y otras en un complejo de Ibiza a cuatrocientos sesenta euros la noche (el día debía ser gratis).

Y cien cosas más que podría contar pero no quiero aburrir con mis batallitas de abuelete, lo que encuentro realmente estremecedor es que, después de hacer memoria y remontarme a cada uno de esos momentos, absolutamente ninguno de los elementos que he mencionado ni en un lado o en el otro me ha influido en sentirme feliz. Puedo asegurar con absoluta franqueza que he tenido momentos de felicidad encontrándome en cada una de esas situaciones. Sin embargo tampoco sabría decirte qué es lo que me hace feliz, tiene narices. Lo que sí sé seguro es que no influye nada de lo que he mencionado. Tampoco lo proclamo como verdad universal, habrá a quien igual sí, pero a mi definitivamente no.

Por supuesto que algunas de las situaciones fueron duras, pero duras en un sentido que pertenece a otro nivel. Aunque precisamente ha sido en las más duras donde me da la impresión de más haber aprendido, de que más me han aportado.

Por descontado que puestos a escoger preferiría tener de cada parte la mejor, sería un insensato si dijera lo contrario. Pero igual de insensato sería preferir cada una de las mejores partes y renunciar a lo aprendido o a los momentos de felicidad, esos que se te meten ahí en el estómago que casi puedes palparlos con los dedos y notarlos bajo la piel, ni loco.


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